Antes de comenzar el escrito de hoy,
os quiero pedir disculpas por no haber podido postear la pasada semana. Estuve
lanzándome la vajilla con hasta tres técnicos distintos que me han tenido cuatro
días de brazos cruzados, sin teléfono y sin Internet. Estoy encantada de la
vida.
Sin embargo, eso ya pasó, y aquí
estoy.
Hola
amigos:
Me
llaman Bailarina, tengo 29 tacos, y si algo me ha caracterizado en la vida es
que yo nunca, jamás de los jamases, never, jamais, he visto esa basura de
película que se titula Dirty Dancing.
He
dicho.
Esa
moñada ochentera (que es una película que ha envejecido fatal por cierto, vaya
pelos me llevan todos) no es para mí. No es una peli antigua de las mías, de
amor y lujo, es una cutre peli viejuna hortera y moñas. No señor, yo nunca veré
esa película.
Como
veis, soy como el Grinch de una generación enamorada de esa súper cinta que
marcó historia, y precisamente por el puro placer de ser como un enano gruñón, me he mantenido fuerte en esto de “yo nunca
veré Dirty Dancing porque esa peli es una M I E R D A”.
Todos
(más bien todas) me ponían cara de espanto cada vez que lo decía y me
respondían indignadísimas “¡qué horror, Bailarina!, ¿cómo puedes decir eso?” y
a mí, que me gusta hacer sangre más que nada decía “porque es la verdad, esa
peli es lo peor y no la veré NUNCA, punto final”.
Punto
final… hasta el domingo, que la echaron por TVE, y me la tragué enterita.
Damnit.
A
la mierda toda mi convicción anti pelis ochenteras. Mi Querido Novio, que
conoce perfectamente mi animadversión a la peli y era el poseedor del mando a
distancia, se encontró con que, casualidad, Dirty Dancing estaba empezando justo
en ese mismo momento. Qué cosas tiene la vida.
-Bailarina,
ya es hora de que veas esta película porque te has encerrado en el no por el no,
y no la conoces. Además que no está mal, es una buena peli. A mí me encanta.
Y
yo, evidentemente, ojos como platos. Porque que tu novio te diga que le gusta
Dirty Dancing es un poco raro (lila). Además, os voy a contar otro secretito de
mi Querido Novio ahora que no me ve nadie:
Le
gusta también John Travolta haciendo de Tony Manero en “Fiebre del Sábado Noche”.
Toma
ya.
Que
de pequeño la veía cada vez que la echaban por la tele porque le encantaba cómo
bailaba, me dice. Y que le guste Dirty Dancing pues bueno, puede tener un pase,
pero dos pelis de ese tipo ya es muy gay muy gay muy gay.
Menos
mal que cuando baila conmigo demuestra con creces que es un hombre-hombre: parece
el hombre de hojalata de Mago de Oz, tiene una estaca por cadera.
Pero
volvamos a Dirty Dancing. El caso es que mi amado me enchufó la peli a la tele,
y chica, pues quieras que no, una también tiene curiosidad por ver qué hay tan sumamente
maravilloso en Dirty Dancing, y la dejamos puesta. Porque no sé vosotros, pero yo, aquí donde me
veis, me he tragado “espectáculos de fin de curso” en el cole, llenitos de mejores
amigas haciendo el bailecito en cuestión.
(Sé
que tú tienes un vídeo casero bailando la canción con tu amiga, o tu prima o tu
hermana, no me lo intentes negar, que te veo. Si no es esto será Grease, pero
será)
Total,
que he visto Dirty Dancing. Y a todas esas personas que me decíais que la peli
estaba súper guay y que qué maravillosa y qué fantástica es Dirty Dancing, os
recomiendo que la veáis de nuevo, PORQUE YO TENGO RAZÓN:la peli es mala hasta
decir basta. Lo siento, es lo que hay. Le tendréis cariño, “eran otros tiempos”,
“en su momento fue un boom”, os trae recuerdos del pasado, lo que queráis.
Pero
ya no me la coláis. Vamos a analizar la película porque tiene miga:
1. La
protagonista se llama, nada más y nada menos, que Baby. ¡¡Se llama Baby, BABY,
beeeiiiiibiiiiii!! ¿¿Y queréis que no empiece con el morro torcido?? ¿de verdad
creéis que es un nombre serio? O bueno, ya siendo menos tiquismiquis, ¿de
verdad creéis que es un nombre, sin más? Por Dios bendito. La Beibi.
2. La
protagonista es FEA. Así sin paliativos. Pero lo peor de todo es que la pobre Beibi no saldría tan sumamente fea si
no tuviese un jefe de cámara tan cabroncete. Os explico: resulta que Beibi tiene una nariz que ni Rossi de Palma,
pero el jefe de cámara cabroncete decidió hacerle todos y cada uno de los
planos de lado. Perfecto para su súper napia.
Y no me llaméis exagerada que si buscáis en
Google “Dirty Dancing” la primera opción es esa y la segunda es “Dirty Dancing
nariz”. Así que algo de razón tendré con la napia de la Beibi.
3. No
te digo yo que las escenas esas en las que salen todos los animadores del hotel
bailando en sus fiestas particulares fuesen subiditas de tono en su momento. “Esto
en los 80 era un escándalo” me decía mi amado intentando defender la cinta.
Bueno, vale, pero a día de hoy esos bailes calientes ultra chachis no pasan de
un perreo cerdo en cualquier Posada de las Ánimas. No estoy impresionada, lo
siento.
4. Vamos
a ver. ¿Quién se cree que Patrick Swayze se enamora de la torpe Beibi que no
sabe bailar teniendo de amiga a una chica alta, rubia, delgada, guapa y que
encima es su compañera de baile?
“no,
es que el prota y la rubia guapa son sólo súper amigos y curran juntos de
animadores en el hotel, pero él se enamora de la niña rica feucha que ha ido con
sus padres de vacaciones”.
Ya, ya. HAMOR VERDADERO es eso.
-Y sí,
obviamente he buscado en Google cómo se escribe Swayze-
5. En
el argumento del aborto ilegal de la rubia y demás es que ni voy a entrar,
porque me vais a llamar gafapasta de mierda, pero el desarrollo de los
acontecimientos es cuanto menos atropellado y torpe. Os lo perdono porque erais
pequeños y no sabíais lo que pasaba con la rubia con espasmos en su cama, pero
vamos. Lo del aborto…telita.
6. Dad
gracias a que han vuelto los looks ochenteros porque tragarte esa peli con esos
trajes y esos vestidos con vuelos y esos pelos cardados y esos pendientacos de
palabra de gitano y esos maquillajes sobre colores tierra ultra exagerados… ¡canela
en rama!
7. ¿Por
qué la hermana de la Beibi es tan sumamente estúpida? ¿Se cayó de la cuna de
pequeña? Esa niña es de torta a mano abierta. Siendo una secundaria que ni
pincha ni corta en la historia no sé cuál es la necesidad de hacerla gilipollas
integral, sinceramente. Ahí lo dejo.
8. Hablemos
de Patrick Swayze. En serio: ¿qué problema tenía ese señor con las camisetas?
¿Por qué no se puede poner camisetas como el resto de los mortales? ¿Por qué
las camisetas que se pone en las contadas ocasiones en las que lo hace a lo
largo de la película son negras ultra pegadas de chuloputa? ¿No había camisetas
de su talla? ¿No se pone camiseta porque le quedan pequeñas? ¿QUÉ PASA CON LAS
CAMISETAS o ausencia de ellas Y PATRICK SWAYZE?
No sé si os habéis dado cuenta, pero ese
señor que adoráis, tan guapo y fibroso, tan sensible a los problemas de su
amiga, tan “tengo mala fama porque visto así de malote y sin camiseta pero soy
puro corazón bondadoso”, vuestro adorado Patrick Swayze, es nada más y nada
menos que el Mario Casas de los 80.
Sí, amigas que ahora miráis al susodicho Casas
con cara displicente cuando sale por la tele y decís “Ay este pobre, todas las
niñas detrás del Mario Casas este, qué le verán, si solo es un chico medio lelo
que en cuanto puede se quita la camiseta y ya. Actúa fatal y siempre hace de
malote”, este mensaje es para vosotras: estuvisteis coladitas por la versión
anterior de Mario Casas. ¡JA!
9. Y
por último, el baile. No estoy muy conforme con que en un par de ensayos la Beibi llegue al final de la peli
y se marque el baile a la perfección, porque claro, gracias a eso, la gente se
viene arriba, y como ya os he dicho, servidora se ha tenido que chupar a niñas
haciendo el baile este en las funciones de fin de curso durante toda mi
infancia, y lo hacían más bien como el culo. Y no.
Este baile lo hacemos una amiga y yo con el Just
Dance 4 para la Wii y da gloria vernos. Puntuación máxima de la consola, no
digo más. Tiembla, Beibi, te vamos a pulir.
Por
lo demás, espero que veáis la película, porque aparte de todo esto, o precisamente
por todo esto, ¡os vais a divertir!