3 de mayo de 2013

El nacimiento de la Bailarina Frustrada:


No, no hablamos del día que yo nací. A pesar de que para mi santa madre fuese un día para recordar, hoy os voy a contar a mis dos fieles lectores anónimos -que no sé ni cómo habéis llegado a parar aquí, os admiro- el día que mi madre no tiene tantas ganas de rememorar.

Allá por 2001 contaba yo con 16 años y era una hormona con patas que la víspera de la Virgen (14 de agosto) iba a ir a un “baile de gala” en la discoteca IT de la ciudad. Era la primera vez que iba y me iba a disfrazar con un vestido largo; para más inri, no tenía hora de llegada a casa, ¿qué más podía pedir? Felicidad adolescente.

Sin embargo, no era un día de fiesta aislado, sino que la víspera de la Virgen se encuentra en medio de la semana de “fiestas” en mi ciudad, así que las noches anteriores (y posteriores) al día D también se salía de fiesta, eso sí, con restricciones: en casa a las 2, no vuelves sola, y a tu llegada estaré despierta para que me cuentes qué tal la noche mientras te audito el aliento a ver qué has bebido/fumado y como te pille te enteras. (Esa es mi madre, sí. Mi padre era igual pero sin voluntad de quedarse despierto hasta las 2, así que a mi madre le tocaba ser el poli malo).

Total, que la noche anterior al día D salí a una estupenda verbena llena de hormonas con patas ingiriendo alcohol, con tan mala pata (y nunca mejor dicho) que mi piececito fue a parar a un cristal que me hizo un ínfimo corte en la planta del pie. Me limpié, me puse una tirita y la noche pasó sin contratiempos hasta que llegué a casa a mi examen diario.


-¿Qué tal la noche?

-Pues bien, divertida,  pero puuuuuf, cómo va la gente, yo no eh, que no bebo ni gota (ejem) pero la gente, pasadísima.

-Ya, ya.

-Además, que dejan todas las botellas tiradas en cualquier sitio, y mira lo que me ha pasado

-Cara de pánico maternal- Pero, pero… ¿Qué te ha pasado?

-Pues nada, que había una botella rota en medio de la gente y como voy con las chancletas se me ha resbalado el pie y he caído en un cristal, me he hecho un cortecito mínimo, pero estoy bien.

-¿¡Pero cómo que bien!?  ¿¡Cómo que bien!? ¡Ven aquí que te vea ahora mismo!

-Que no, de verdad, que está bien. La señora de la limpieza de los baños públicos me ha dejado un poco de Betadine –Un poco ingenua era yo creyendo que eso la iba a aplacar- y me he puesto una tirita grande para proteger. Está tapado y ya no sangra.

-¿Y cómo sabes que ya no sangras si lo tienes tapado con la tirita, si puede saberse?

Touché! Y tirón a la tirita protectora.

-Madre mía, madre mía. Mañana mismo bajas al médico a que te mire eso, ¡Y que te pongan la antitetánica! Puedes haber cogido cualquier cosa, madre mía, un cristal en el pie, y en medio de esa chusma asquerosa, ¡Para cogerte cualquier infección y morirte ahí mismo!

-Bueno ya mañana si eso lo hablamos y si vemos que estoy mal o me duele algo bajamos. Yo me voy a la cama ya, que estoy… ¡Buenas noches!


O cómo decir “Que sí que sí” pensando “Que no que no, que no bajo ni de broma”. Total, que  a la mañana siguiente, ni corta ni perezosa mi santa madre  me despertó a las 8 de la mañana para ir al ambulatorio a que me viera el médico de cabecera –Recordemos, víspera de fiesta de gala, sin hora de vuelta a casa, ergo, ¡¡Había que dormir!!-. No hubo manera de convencerle de que estaba perfectamente, que solo quería seguir durmiendo para quemar la noche, y que no iba a bajar a ver a un médico por un corte de 1cm. Nada. Ahí me llevó de los pelos hasta la consulta del médico, donde me atendió una joven que estaba cubriendo las vacaciones de agosto del resto de médicos.

La escena: Una servidora en la camilla con cabeza gacha enseñando el pie, una médico mirando la mini herida incrédula, y mi santa madre dando todas las explicaciones del mundo.

-Es que anoche se cortó con un cristal de una botella en esas fiestas asquerosas y claro, que puede haberse cogido cualquier cosa, y para que le mirarais si está todo bien y le pusierais la antitetánica, porque claro, con un cristal del suelo pues usted dirá si es o no es peligroso, porque es peligroso, ¿Verdad?, ¿Verdad? ¿A que sí?

Y la doctora, con mucha profesionalidad, le dijo que el corte parecía que iba bien, que no necesitaba puntos, pero que me iba a desinfectar y tapar la herida, y que bueno, que teniendo en cuenta que me pusieron la antitetánica con unos cinco años, pues que un recordatorio de la susodicha no me venía mal. Yo solo miraba la baldosa del suelo y guardaba silencio.


Fue en ese instante cuando mi madre, preocupada por su niña, preguntó:

-¿Y va a poder bailar?

-Pero, ¿Qué haces, ballet? – preguntó la doctora, confundida, mirándome a mi cara cada vez más roja. Quién sabe, quizá tenía ante sus ojos a una promesa del baile, a una solista del Royal Ballet de Londres, a una Reina Cisne teen, pero no, nada más lejos de la realidad.

-No, no. Es que esta noche tiene “la gala” y a ver si va a poder bailar.

 
 

¡TIERRA TRÁGAME! Deseé mimetizarme con la baldosa del suelo, pero no fue posible. La respuesta de la médico, una vez tragada la carcajada que se le iba a escapar fue:

-Erm, ejem… sí, bueno, ningún problema, que se tape bien el pie con una tirita bien grande y sin problema para bailar esta noche. Si hubiese sido una danza profesional quizá le habría dolido algo, pero en la gala no tendrá ningún problema para bailar.

Con esa respuesta mi madre se quedó mucho más tranquila y yo quedé rebautizada de por vida por mis amigas como “Bailarina Frustrada”. Y con ello vivo...

Por cierto, la fiesta de gala fue fenomenal, tranquilidad.

 

P.D: Perdóname madre por contar esta anécdota al mundo, ¡Pero es que mis queridas amigas me pedían un blog! Han sido ellas, así que la próxima vez que las veas sé menos simpática, que te la han jugado.
 

2 de mayo de 2013

De orígenes de nombres, bragas higiénicas y otras ideas que nadan por mi cabeza loca


Día dos de blog y aun sigo al pie del cañón, ¡Bien por mi! Esto del blog ha cambiado en 48 horas mi forma de vivir, y voy por la vida pensando “¡Uy, esto para el blog! Que no se te olvide, que a ver si un día te quedas sin saber de qué escribir”.

Total, que para hoy tenía pensado hablaros del porqué del nombre “Bailarina Frustrada” cuando nunca jamás hice ballet, presentaros a mi drama mamá (porque no, Amaya Ascunce no es la única que posee una de esas, palabrita), pero he sufrido un acontecimiento que me ha empujado a cambiar mis panes. “Mis dos lectores anónimos tienen que saber de esto”, me he dicho, y aquí estoy.



El caso es que di con mis huesos en un centro de estética porque claro, la operación bikini ya ha empezado, y estoy en plena campaña de retirada de pelusilla en mi cuerpo serrano. Que me estoy haciendo la láser, vamos. Y como si estar tendida en una camilla con unas posturas inverosímiles delante de una desconocida “armada” no fuese ya suficientemente humillante, para estas maniobras me hacen ponerme una  “braga higiénica desechable”.

Espero que sepáis de lo que os hablo sin necesidad de mostrároslo, porque de hecho, pensé “Voy a sacarle una foto a esta cosa y hago la entrada en el blog de esto”, pero es que era una cosa TAN sumamente espantosa, que no fui capaz de fotografiar semejante atrocidad.

Pero vamos a ver, esteticienes y masajistas del mundo mundial (Copyright: Manolito Gafotas): ¿En qué momento se os ocurrió ponernos ese invento del diablo a vuestros pobres clientes? ¿Qué objetivo tiene? Porque, sinceramente, yo higiénico no lo veo con todo ahí al aire. Partiendo de la base de que esa “braga” tapa lo mismo por delante que por detrás, ya se ve que algo no marcha bien; o sea que tapar, tapa poco.

Por otro lado, en el caso de los masajistas… esto, vamos a ver: cuando el común de los mortales nos imaginamos a nosotros mismos disfrutando de un masaje relajante que te pone el vello de punta en ningún, ningún, ningún caso entra esa telita chunga en el fantaseo. Yo, personalmente, solo he ido a recibir un masaje una vez en mi vida, y no vuelvo. Solo podía pensar  “Dios mío, que me está viendo con esta braga chunga asquerosa, ¡Qué vergüenza! Que se acabe esto ya…”. Total, que un masaje nada placentero.
 




Moraleja: por favor, a quien corresponda, vamos a replantearnos la utilidad de esas bragas asquerosas, que no les veo yo mucho sentido.

¡Feliz día!

29 de abril de 2013

Probando, probando ¿Hay alguien ahí?

 
Pues nada, ya hemos llegado a la Blogosfera. ¡Hola mundo!

Dada mi afición a escribir, hace mucho tiempo que estaba barajando la idea de meterme en este universo blog, pero no tenía las ideas demasiado claras. Me gusta escribir, sí, pero ¿Y de qué escribo yo al mundo?
 

Dar recomendaciones metafísicas sobre la vida me parecía excesivamente presuntuoso, la verdad. ¿Quién soy yo para decir a la gente qué hacer y qué no?
 

La moda, por otro lado, también me gusta, pero, francamente, ponerme a posar con mis trapitos en posturas inverosímiles con pies de foto tipo “Bolso de H&M” estando ya rozando la treintena…Demasiado para mi body.


Por lo tanto, este no va a ser un blog de algún tema en particular, sino que os contaré un poco las inverosímiles historias de mi vida, y si con ello consigo sacar alguna sonrisa, ¡Mejor que mejor!
 
Lo cierto es que soy una chica bastante normal. 27 años, de una ciudad pequeña, unos padres fantásticos, una hermana menor que parece una hermana mayor, un novio estupendo, una perra que se está comiendo mi piso sin prisa pero sin pausa, y unas pocas grandes amigas que considero tesoros.

 

Así es mi universo, sencillo, normal, podría ser cualquiera de vosotros, ¿Verdad? Pero en algunas ocasiones me encuentro a mí misma en medio de unos jardines totalmente surrealistas, y ya que hoy día cualquiera puede tener su espacio, ¿Por qué no yo?

 

…Lo mismo me hago viral, me vuelvo súper famosa, y me plantan en los front rows y fiestas más VIP de la socialité… aunque igual eso no encaja con mi idea inicial de mantenerme en el anonimato. Bueno, me lo pensaré cuando me haga súper famosa.

Hasta entonces, veamos qué tal me va esto de ser una Blogger.

¡Bienvenidos!