27 de enero de 2014

LUCK BE A LADY TONIGHT


Mucho me temo que hoy voy a estar ligeramente ausente de inspiración. Resulta que el viernes tuve que acabar in extremis (como a mí me gusta, fundiendo plazos) el primer trabajo del máster -gracias al cual no tengo fines de semana en mi vida-, y claro, eché el resto. Tuve una labor de creatividad tal, que me he deshinchado, y hoy afronto el post así como de medio  lado, os pido disculpas.

Aclaro: “Labor de creatividad” lo digo porque tuve que hacer propuestas novedosas que creo que están bastante bien, así en plan frikis súper originales, y no porque me haya inventado el trabajo de cabo a rabo. Que me he transformado a empollonzuela, hombre ya. Gente de poca fe.

El caso es que el viernes tuve que entregar el trabajo y esto ha supuesto que mi fin de semana ha sido a partes iguales horizontal y de encefalograma plano.
 


Planazo.

Mi Querido Novio me ha acompañado pero ha acabado de mí hasta el moño. Pobre, esto de la inactividad lo mata lentamente. Pero ahí ha aguantado estoicamente al pie del cañón. Y mientras el mundo veía Mary Poppins en TVE1 ayer domingo (que no está nada mal como plan, a mi me encanta esa peli… salvo por lo de los pingüinos. El trozo de los pingüinos no me gusta nada, traumas carnavaleros), mi Querido Novio y yo vimos Frozen.

Frozen, por si no lo sabéis, es la peli Disney para niños que pusieron en cines en Navidad. Y, ojo cuidado aquí, si vais a ver la peli y no queréis que os la reviente, parad de leer el post. ¡Hasta la semana que viene!

¿Ya solo quedamos los interesados en el spoiler? Genial. Bueno, pues resulta que la peli me dejó flipada. Removió todos los cimientos de mi aprendizaje Disney infantil.

Porque aquí una ve La Cenicienta, o ve Blancanieves, o ve La Bella y La Bestia, pero sobre todas esas películas, una ve La Bella Durmiente, y el mensaje es claro: cásate con el príncipe que lo has visto de lejos entre los árboles en el bosque. No habéis intercambiado ni media palabra en la vida pero es alto, guapo y príncipe (que lo has sabido mágicamente al verlo tan apuesto: ese es príncipe sin duda). CÁSATE CON ÉL.

El caso de La Bella durmiente  es el que más me espanta de todos porque, además de enamorarse en la distancia, se pone como una pirada psicótica a bailar con la capa que le ha robado al príncipe en el bosque (baila con la capa que tiene movimiento gracias a la ayuda de los búhos y los pajaros… algo así era, ¿No? Tampoco lo recuerdo bien).
 



Esa tipa con narcolepsia está loca perdida. Hay que huir de gente así. Buf, qué mal me cae esa rubia.


Sin embargo, a pesar de La Bella Aurora (que sí, se llama Aurora la de la Bella Durmiente), una impronta esa actitud en la vida (ha dicho impronta, guiño, guiño).


Me he pasado toda mi vida “ligando” en bares oscuros copa en mano mirando a algún chico desde la lejanía. Y nada más, que con eso, según Disney, más que de sobra. Además de premio te toca príncipe 100%.

Qué pobre ilusa.

Menos mal que un buen día al Querido Novio de una servidora se le ocurrió ver esos ojos de cervatillo que se le estaban clavando en la nuca y acercase a hablar, que si no… aquí seguiría mirándole desde el horizonte. Y vosotros sin leer estos planes locos que hacemos.

Por ejemplo, esta mañana estaba en el baño maquillándome el sueño infernal con polvos de sol, cuando he oído pasos que se acercaban a la puerta del baño y se quedaban parados ante ella sin moverse. Aún somnolienta pienso “¿Este chico qué querrá? Se queda ahí parado en la puerta… a ver”, abro y asomo la cabeza a medio pintar:

-¿Qué pasa?

¡click!




Cara de espanto, y consigo articular:

-¿¡Pero qué haces!?

-Es que han dicho en Cadena 100 que saquemos una foto a alguien que esté recién levantado en casa y la mandemos a la radio.

-¿Y de verdad se te ocurre sacarme un foto A MI a las siete de la mañana Y MANDARLA A LA RADIO? ¿Te has vuelto loco del todo o qué? ¿Quieres morir?

-No… si me ha salido movida. No la puedo mandar.

Así es un lunes cualquiera en casa. Casa de locos, no hay duda…y menos mal que una casa con un fotógrafo mediocre también, que si no… ya puedo darme por jodida.

En fin, retomemos el caso de las lerda-princesas Disney cuya moraleja en las pelis es: enamórate de un tipo que has visto cinco minutos (y de lejos) y cásate con él.

Felicidad conyugal y barra libre de perdices.

Yo, con esa información vital para la vida en mi ADN me vi ayer Frozen y resulta que el mensaje es (ojo cuidado: SPOILER va, ahora o nunca, huid):

Que no se te pase por la imaginación comprometerte con un príncipe guapérrimo con patillas venido en barco del sur y que has conocido solo un día, pedazo de loca. Que por mucho que te creas tú que sois almas gemelas, el príncipe desgraciado te la está jugando y va a resultar que es un cabrón buscafortunas en busca de dar un braguetazo, quedarse con tu castillo y dejarte sin nada. Tonta que eres tonta.
 
 

Conclusión: tenemos niñas locas perdidas. Normal. En La Bella durmiente des dicen que hagan A, y en Frozen les salen con Z… pues sí nos va. No obstante, estoy muy contenta con el giro de mentalidad de la factoría. Que se enteren las niñas de la mala gente que hay en el mundo, y que eso de enamorarse en la distancia y jurarse amor eterno es de lerdas inconscientes. Hay que inculcar Frozen al mundo y decir que la tonta de Aurora seguro seguro que acabó encerrada en algún sitio.

Dos cositas más que nos han pasado con la peli (una hora y media dio para mucho, ya veis):

1.   Hay una canción que se llama “Solo tiene que mejorar un poco” que cantan en un momento dado (sí, es de esas películas Disney en las que cantan, como debe ser).

 Básicamente el mensaje es “El chico de la peli, el bueno, es un chico imperfecto pero es majete, y esos minúsculos defectos que tiene son pelillos a la mar, solo tiene que mejorar un poco”.

 

Ahora mi Querido Novio me lo canta cada vez que ve algo mío por ahí tirado. Soy muy desordenada y mi amado me odia por ello. Lo siento… ¡Solo tengo que mejorar un poco!
 

 

2.   Descubrimos una nueva forma de hacer la silueta de un corazón con las manos. Lo vi y dije “¡Esta moñada la tenemos que hacer nosotros, cari!”. Y claro, la hicimos.

Total, que me gustó la película. Parece que en Disney han pasado el mocho por el castillo y se han puesto más frescos y modernos, pero sin perder el encanto de una peli de dibujos ¡Bien! Yo, que soy fan confesa de las pelis de amor y lujo (y de las mujeres con seso), estoy encantada.
 
Todo eso, y que una peli de dos hermanas que se llevan bien y se quieren (no hermanastras cabronas, ya hablaremos de eso en otra ocasión) no está mal para variar.


 
Para el próximo plan de domingo con manta ya sabéis.