Mucho me
temo que hoy voy a estar ligeramente ausente de inspiración. Resulta que el
viernes tuve que acabar in extremis (como a mí me gusta, fundiendo plazos) el
primer trabajo del máster -gracias al cual no tengo fines de semana en mi vida-,
y claro, eché el resto. Tuve una labor de creatividad tal, que me he deshinchado,
y hoy afronto el post así como de medio
lado, os pido disculpas.
Aclaro: “Labor
de creatividad” lo digo porque tuve que hacer propuestas novedosas que creo que
están bastante bien, así en plan frikis súper originales, y no porque me haya
inventado el trabajo de cabo a rabo. Que me he transformado a empollonzuela, hombre
ya. Gente de poca fe.
El caso es
que el viernes tuve que entregar el trabajo y esto ha supuesto que mi fin de
semana ha sido a partes iguales horizontal y de encefalograma plano.
Planazo.
Mi Querido
Novio me ha acompañado pero ha acabado de mí hasta el moño. Pobre, esto de la
inactividad lo mata lentamente. Pero ahí ha aguantado estoicamente al pie del
cañón. Y mientras el mundo veía Mary Poppins en TVE1 ayer domingo (que no está
nada mal como plan, a mi me encanta esa peli… salvo por lo de los pingüinos. El
trozo de los pingüinos no me gusta nada, traumas carnavaleros), mi Querido Novio
y yo vimos Frozen.
Frozen, por
si no lo sabéis, es la peli Disney para niños que pusieron en cines en Navidad.
Y, ojo cuidado aquí, si vais a ver la peli y no queréis que os la reviente,
parad de leer el post. ¡Hasta la semana que viene!
¿Ya solo
quedamos los interesados en el spoiler? Genial. Bueno, pues resulta que la peli
me dejó flipada. Removió todos los cimientos de mi aprendizaje Disney infantil.
Porque aquí
una ve La Cenicienta, o ve Blancanieves, o ve La Bella y La Bestia, pero sobre
todas esas películas, una ve La Bella Durmiente, y el mensaje es claro: cásate
con el príncipe que lo has visto de lejos entre los árboles en el bosque. No
habéis intercambiado ni media palabra en la vida pero es alto, guapo y príncipe
(que lo has sabido mágicamente al verlo tan apuesto: ese es príncipe sin duda).
CÁSATE CON ÉL.
El caso de
La Bella durmiente es el que más me
espanta de todos porque, además de enamorarse en la distancia, se pone como una
pirada psicótica a bailar con la capa que le ha robado al príncipe en el bosque
(baila con la capa que tiene movimiento gracias a la ayuda de los búhos y los
pajaros… algo así era, ¿No? Tampoco lo recuerdo bien).
Esa tipa
con narcolepsia está loca perdida. Hay que huir de gente así. Buf, qué mal me cae esa rubia.
Sin embargo,
a pesar de La Bella Aurora (que sí, se llama Aurora la de la Bella Durmiente),
una impronta esa actitud en la vida (ha dicho impronta, guiño, guiño).
Me he pasado toda mi vida “ligando” en bares oscuros copa en mano mirando a algún chico desde la lejanía. Y nada más, que con eso, según Disney, más que de sobra. Además de premio te toca príncipe 100%.
Me he pasado toda mi vida “ligando” en bares oscuros copa en mano mirando a algún chico desde la lejanía. Y nada más, que con eso, según Disney, más que de sobra. Además de premio te toca príncipe 100%.
Qué pobre
ilusa.
Menos mal
que un buen día al Querido Novio de una servidora se le ocurrió ver esos ojos
de cervatillo que se le estaban clavando en la nuca y acercase a hablar, que si
no… aquí seguiría mirándole desde el horizonte. Y vosotros sin leer estos
planes locos que hacemos.
Por
ejemplo, esta mañana estaba en el baño maquillándome el sueño infernal con
polvos de sol, cuando he oído pasos que se acercaban a la puerta del baño y se
quedaban parados ante ella sin moverse. Aún somnolienta pienso “¿Este chico qué querrá?
Se queda ahí parado en la puerta… a ver”, abro y asomo la cabeza a
medio pintar:
-¿Qué pasa?
¡click!
Cara de
espanto, y consigo articular:
-¿¡Pero qué
haces!?
-Es que han
dicho en Cadena 100 que saquemos una foto a alguien que esté recién levantado
en casa y la mandemos a la radio.
-¿Y de
verdad se te ocurre sacarme un foto A MI a las siete de la mañana Y MANDARLA A
LA RADIO? ¿Te has vuelto loco del todo o qué? ¿Quieres morir?
-No… si me
ha salido movida. No la puedo mandar.
Así es un
lunes cualquiera en casa. Casa de locos, no hay duda…y menos mal que una casa
con un fotógrafo mediocre también, que si no… ya puedo darme por jodida.
En fin,
retomemos el caso de las lerda-princesas Disney cuya moraleja en las pelis es:
enamórate de un tipo que has visto cinco minutos (y de lejos) y cásate con él.
Felicidad
conyugal y barra libre de perdices.
Yo, con esa
información vital para la vida en mi ADN me vi ayer Frozen y resulta que el
mensaje es (ojo cuidado: SPOILER va,
ahora o nunca, huid):
Que no se
te pase por la imaginación comprometerte con un príncipe guapérrimo con
patillas venido en barco del sur y que has conocido solo un día, pedazo de
loca. Que por mucho que te creas tú que sois almas gemelas, el príncipe
desgraciado te la está jugando y va a resultar que es un cabrón buscafortunas
en busca de dar un braguetazo, quedarse con tu castillo y dejarte sin nada.
Tonta que eres tonta.
Conclusión:
tenemos niñas locas perdidas. Normal. En La Bella durmiente des dicen que hagan
A, y en Frozen les salen con Z… pues sí nos va. No obstante, estoy muy contenta
con el giro de mentalidad de la factoría. Que se enteren las niñas de la mala gente que
hay en el mundo, y que eso de enamorarse en la distancia y jurarse amor eterno
es de lerdas inconscientes. Hay que inculcar Frozen al mundo y decir que la
tonta de Aurora seguro seguro que acabó encerrada en algún sitio.
Dos cositas
más que nos han pasado con la peli (una hora y media dio para mucho, ya veis):
1. Hay una
canción que se llama “Solo tiene que mejorar un poco” que cantan en un momento
dado (sí, es de esas películas Disney en las que cantan, como debe ser).
Básicamente el mensaje
es “El chico de la peli, el bueno, es un chico imperfecto pero es majete, y
esos minúsculos defectos que tiene son pelillos a la mar, solo tiene que
mejorar un poco”.
Ahora mi Querido Novio me lo canta cada vez que ve algo mío
por ahí tirado. Soy muy desordenada y mi amado me odia por ello. Lo siento…
¡Solo tengo que mejorar un poco!
2. Descubrimos
una nueva forma de hacer la silueta de un corazón con las manos. Lo vi y dije “¡Esta
moñada la tenemos que hacer nosotros, cari!”. Y claro, la hicimos.
Total, que me gustó la película. Parece que en Disney han pasado el mocho por el
castillo y se han puesto más frescos y modernos, pero sin perder el encanto de
una peli de dibujos ¡Bien! Yo, que soy fan confesa de las pelis de amor y lujo (y
de las mujeres con seso), estoy encantada.
Todo eso, y que una peli de dos hermanas que se llevan bien y se quieren (no hermanastras cabronas, ya hablaremos de eso en otra ocasión) no está mal para variar.
Para el próximo plan de domingo con
manta ya sabéis.