23 de septiembre de 2014

IT'S GOT A BASKET AND A BELL THAT RINGS

Para leer la Parte I de esta historia, clickad aquí.

Estábamos en que mi amado y un amigo y una perra se habían bajado a probar una bicicleta nuevecita a la calle como si fuese 6 de enero o así. Sigamos con el diario de LA bicicleta...



Día B (noche)

Estoy en pijama, tengo un novio feliz en la calle con su juguete nuevo, acabo de salir de la ducha, la perra está paseando por ahí y llegará agotada ¿qué más puedo pedir?


Meeec, suena el timbre

-¿Sí?

-¡¡Nosotros!!

Y yo, abro la puerta, claro, porque ese es mi Querido Novio que se ha ido sin llaves como hace S I E M P R E, y viene con la perra y con su amigo después del paseo. Todo esto lo pienso mientras llevo la mano de la cadera al botón del interfono.




Mientras suben, me pongo rauda y veloz mi bata de casa de verano (sí, tengo una bata para invierno y otra para verano, qué pasa), que me la compró mi madre, porque comprar esas cosas para casa es muy de madre, pero es de lo más estiloso que te puedes echar a la cara.


Una bata Zara Home de lino, tipo kimono, en blanco nuclear, perfectamente planchada, que me siento como una diva a la que fuesen a hacer un reportaje en el ¡Hola! Estoy divina.


Abro la puerta con mi look elegante de estar por casa, ¡¡PERO MI NOVIO NO ESTÁ!! Son dos amigos de mi amado, y ¡nadie más!

- ¡¡Hola!! ¡¡Anda, perdona!! ¡¡Que estabas a tus cosas!!

-Sí, bueno, acabo de ducharme pero ya estoy visible. No pasa nada; pasad, pasad.- Bailarina en plan anfitriona 10.

-¡¡Vamos a ver esa bici nue…!! Pero qué… ¿estás sola en casa?- Los amigos de mi Querido Novio que se habían metido ya hasta la cocina y no oían más ruido que el que estábamos haciendo- ¿dónde está tu novio? –ojos de perrillo apaleado. ¿Dónde está la bici por Dios?

-Sí, estoy sola. Vuestro amigo se ha ido con la bici y la perra por ahí, de estreno.

-¡Ya, pero habíamos quedado con él aquí, ahora!-mucha ansiedad en el ambiente, yo que estaba feliz en mi modo zen post ducha relajante.




-Bueno… pues esperad aquí a que llegue. Si ha quedado con vosotros, estará al caer.

-¡¡¡Ah, no, no, no!! Nosotros le esperamos en la calle, que así no te molestamos- me dicen, todo gentiles y educados.

-Pero si no es ninguna molestia, esperad aquí arriba, ¿No queréis tomar nada?


Pero ya veo que me están poniendo ojos de corderito. No quieren estar esperando a que mi amado suba a casa con la bici y ya no haya forma de volver a bajar a la calle con ella, porque ya no son horas de andar probando una bicicleta nueva en la calle. Artículo primero: conocer al personal.


-No, que mejor esperamos abajo a que venga porque así ya en la calle la podemos probar y damos una vuelta con ella por la manzana.


32 tacos y esperan a su amigo en la calle para probar la bici nueva, no doy crédito.


-Pues nada oye, en ese caso, a esperarle en la calle…

-Bueno, que ya lo sentimos haberte molestado, ¡¡adiós!!




Y se van dándonos  a mí y a mi bata-kimono con la puerta en las narices.


10 minutos más tarde. Ding ding, whatsapp:



Querido Novio dice: Lo siento mucho. Perdona, perdona, perdona.

Bailarina dice: Que no pasa nada, pero eso de dar plantón a tus amigos está muy feo.

Querido Novio dice: Es que he ido donde mis padres a enseñarles la bici y me he retrasado un poco, no pensaba que fuesen a llegar tan puntuales.

Querido Novio dice: perdona, encima ya me han dicho que estabas en albornoz



¡¡¡ALBORNOZ!!! ¿PERO ESOS MAMARRACHOS QUÉ SE CREEN DE LA VIDA?



Bailarina dice: estaba en BATA de lino.

Querido novio dice: Bueno es lo mismo

Bailarina dice: no tiene nada que ver!!!!!


En fin… no había nada que hacer con estos chicos.



Bailarina dice: ¿Subirás con los amiguitos a cenar después de jugar en el parque con el juguete nuevo? ¿Preparo algo? ¿O estáis  los tres mosqueteros comiendo chuches en un banco y ya no tendréis hambre?



Querido novio dice: No, iré yo solo. ¡Gracias, Bailarina! (vaya coña tienes).

Bailarina dice: sabes que sí.


Y nada, después de haber jugado los tres con la bicicleta nueva, el susodicho ya entró en casa después de tocar el timbre diciendo “Soy solo yo, que vengo solo”. Cómo no, la bici ha sido un súper éxito.


De aquí a Navidades los tres con bici nueva, Bailarina- Aramís Fuster os lo predice.


Día B +1:

Mediodía, Whatsapp de mi Querido Novio:

Querido Novio dice: Hemos comprado otra bici.

¡¡”Hemos”, dice!! En plural mayestático y todo, ¡tócatelas! O sea, que no han pasado ni 12 horas desde que estuvieran jugando los tres amiguitos con la bicicleta en la calle un día entre semana por la noche, ¡¡y ha caído una segunda bici!!



“Es que estaba en el outlet, y esta es talla M, es no sé cómo y tiene nosecuantitos que está fenomenal y a súper buen precio además, y luego le pone sus frenos de la suya de antes y le queda fetén, así que la hemos reservado”.


Palabras más, palabras menos, el argumento es más o menos así.


Tengo de aquí a Navidad para que caiga el tercero y tener toda la razón en mi afirmación profética. Y me va sobrar tiempo. Tiembla Aramís.


Día B+2

Hora de la cena, y así hablando un poco de esto y de aquello:


-Ah, que no te he dicho. Hemos reservado ya la bici que nos faltaba. Ya estamos los tres con bici nueva.




Y ya tengo que exiliarme del país porque tres amigos con bici nueva es demasiado para mi body. Un placer haberles conocido, queridos, les escribiré desde el más allá, desde un país cero eco friendly en el que las bicicletas sean un estorbo para la humanidad.

22 de septiembre de 2014

I'VE GOT A BIKE, YOU CAN RIDE IT IF YOU WANT

La semana pasada sufrí un acontecimiento súper paranormal en mi vida. ¿Os acordáis de la película BIG? ¿Esa en la que Tom Hanks pide a una maquinita con un mago dentro el deseo de ser grande, y se convierte en grande –en altura- pero no en adulto –de cabeza-?




Pues he vivido algo similar con mi Querido Novio y sus amigos. Y, la verdad, aun me dura la cara de shock.


Sí, queridos, este es un nuevo capítulo de “Querido Novio y el Deporte”, que sé que es un tema que os chifla mogollón. Y es que mi amado cumple años en un par de semanas, pero el regalo ya ha llegado a nuestras vidas.


¿Qué le hemos regalado? Pues, para su gozo máximo, una nueva bicicleta para salir a jugar con sus amiguitos. La bici es de estas súper chachis de carbono que no pesan y… es gris, y… bueno, básicamente, la bici cuesta un riñón, la ha elegido él, y la ha comprado por Internet; nosotros le hemos hecho aportaciones monetarias para pagarla y yo no tengo ni idea de por qué es tan molona.


Total, que el chico está que no cabe en sí de felicidad. Desde que la compró ha estado haciendo el seguimiento del pedido como si fuese eso el peregrinaje de los Reyes Magos al portal de Belén. Después, vio que el regalo le llegaría mientras él estaba en la oficina (y yo también), y le dio un perrenque.




Este es el diario de LA bicicleta:


Día B -1:

-Cariño, que mañana llega LA bici. Como estás currando solo por la mañana en la oficina… ¿podrías quedarte esperando por la tarde en casa a que llegue?

-¡Sí, Claro que sí! Tu regalo de cumple ya llega ¡yuju!- yo le noto emocionado, y chica, pues a mí se me contagia rápido la emoción ajena. Me emociono yo también.

-Muchas gracias, ¡eres la mejor!- El Querido Novio haciendo la pelota, y yo, pues como que me lo medio creo.

-¡¡Si no me cuesta nada, tonto!!- y le sonrío.

-Bueno, pero gracias de todas formas… Y… ya que estás, otra cosita…-empiezo a temblar.

-Dime

-Que… si me llama el mensajero diciendo que me la traen pero por la mañana y no estamos ninguno claro porque estamos trabajando… ¿te puedes acercar tú a casa a abrirle?




¿¿¿PERDONA??? Esa ya sí que no me la espero.


-¿Que me vaya de la oficina para abrirle la puerta a tu bicicleta?

-Sí… pero es solo un momentito de nada, abrir y luego ya vuelves.


El chico está tan convencido de que es un momentín de nada y está tan feliz y tan nervioso que ni siquiera puedo darle una respuesta rotunda en plan “pero tú qué te crees de la vida, chaval, que estoy para recaditos frikis tuyos o qué”. Solo articulo un:


-Bueno, tú, si eso, llámame cuando te llame el mensajero y a ver si me puedo escapar.


Qué otra cosa podía decir, estaba contagiada por la euforia, y era la mejor novia, ¡¡no podía decirle que no!! Afortunadamente, no hizo falta que fuese a abrir a puerta a nadie…


Día B (mañana)


Llega LA bici. Me llama mi Querido Novio:



-Dime, ¿Voy a abrir la puerta? Me puedo escapar un momentito ahora.

-No, no hace falta. Es que… me ha llamado el mensajero y no me he podido aguantar, ¡he venido a casa y le he abierto yo! Así tampoco te molesto.


Se le nota la sonrisa de oreja a oreja incluso a través del teléfono. Es un niño con bici nueva el día de Reyes.


-¿Te has venido desde tu curro hasta casa para abrir la puerta, tú? ¡Pues sí que tienes ganas de bici! Bueno, y cuéntame ¿cómo es?

-No… es que la quiero abrir contigo porque fuiste tú la que me animó a comprármela.


Maldita la hora.


-¿Y te has quedado ahí con las ganas? ¡¡Madre mí qué fuerza de voluntad!! Esta tarde la abrimos, sí.

-Sí, he pensado que me esperes en casa cuando salga de trabajar y la abro entonces, ¿te parece?


Y yo, que tengo en mi vida planes muuuuuucho mejores que ver a mi amado sacar una bici de una caja, que esto del ciclismo me importa un pimiento morrón, evidentemente, le digo con una sonrisa de par en par:

-¡¡claro que sí, CARIÑO!! ¡Me hace muchísima ilusión ver tu bici nueva!



Mentirosa, mentirosa y mentirosa. Te mereces todo lo malo que te pase, Bailarina.


Dia B (tarde)


Mi penitencia. Mi Querido Novio me espera a que llegue a casa y se pone a abrir el paquete conmigo como espectadora de excepción. “El paquete”, es, básicamente, una caja como un muerto de grande.


Normal, tiene dentro una bici entera, pensaréis.


Pues sí, pero no, ¡¡porque la bici está sin montar!! ¡¡Y mi Querido Novio la tiene que montar!! ¡¡Y yo tengo que verle montar LA bici!! ¡¡Y a mi todos esos temas de construcciones siempre me han dado un p’atrás de cuidado!!


Mátame camión.


Cojo una silla y me siento a su lado a verle montar la susodicha.



Qué sopor.

Qué modorra.

Qué rollo.


Pero el hombre, ahí está, feliz de la vida, que lleva una hora en gallumbos metiendo piezas como si eso fuese un mecano y no se le va la sonrisa de la boca ni a la de tres.


Y me explica lo que es cada cosa (y la fotografía, y se la manda a sus amigotes).


Es como si me hablase en suajili.


Y me habla de lo que hace cada cosa (y se lo cuenta todo minuciosamente también a sus amigos, un público mucho más agradecido que una servidora).




Porque a mí, plin. Y porque ellos le entienden, que oye, es un punto.


Y se me empiezan a cerrar los ojos, así que decido colgar la lavadora. Y para que colgar una lavadora sea un buen plan, es que el montaje de la susodicha es un rollo repollo. Lo siento, amor.


Pero él está feliz, porque él tiene a sus amigos de su rollo, y están todos emocionados con LA bici nueva, y le dicen cosas bonitas por Whatsapp de su juguete: que si qué grande, que si qué ligera, que si qué bonita, que si déjamela para dar una vuelta… y él, pletórico como está, dice a todo que sí que sí.


Y claro, pasa lo que pasa, que  en cuanto te despistas un poco poniendo pinzas a una camiseta se te ha plantado un amigo en casa a ver la bici de primera mano, porque le has dicho que sí, que le dejas dar una vuelta. Así que ya no es uno, sino que son DOS frikis de las bicis juntos en una habitación admirando la bici nueva.




-Es que qué guapa, tío.

-Ya te digo, chaval

-¿A ver a ver?-y la levanta con una mano. Se parte el pecho. No entiendo nada- ¡Si es una mierda esto, no pesa nada! ¡A ver coge la anterior! ¡buah vaya piedra!



Y así con el freno, con el radio de la rueda súper tenso (que es bueno), la amortiguación, el sillín, la rueda, el portabidones y que si en la quebranta va a ir debuti y que para la extreme no sé cuál también genial para rodar.


Lo que te digo, suajili nivel Proficency.


Afortunadamente, son las 20:30, la perra tiene que salir a pasear, y los dos amigos están como si hubiesen engullido media farmacia de la felicidad, así que por fin, POR FIN, bajan a la calle a probar LA bici en condiciones: montando en ella.


¡¡Y se llevan a la perra de paseo!! ¡Olé!



Así que yo me quedo en paz y tranquilidad y aprovecho la coyuntura para darme una ducha zen ultra purificadora.