Antes que nada os
quiero dar las gracias a todos por haber aguantado estoicamente el monográfico
“Querido Novio y el Deporte” que llevé a cabo la semana pasada. La cosa es que
ya me puse seria con el susodicho y le dije que esto de practicar deporte se le
estaba yendo de las manos, que no había día en el que no hiciese algo y
que estaba como un yonki con eso de “es
que el día que no hago deporte me siento como mal” y que ya le valía,
básicamente.
Él, todo chulito, me
dijo que era una exagerada y que no era en absoluto cierto que se estuviera
pasando. Que qué tontería era esa de que era un yonki, que no le dijese esas
cosas ni en broma (¡”ni en broma”, me dijo! Como si le estuviese hablando en
broma o algo) que le iba a preocupar y que, además, no tenía razón porque el
deporte que él practicaba, en realidad, no era para tanto.
-¿Que no es para tanto lo que haces? ¿Me estás diciendo
eso en serio? - estaba echando humo por las orejas, lo notaba
-Pues
sí, Bailarina, no hago tanto como dices tú.
-¡¡Pero si vas a hacer algo TODOS LOS DÍAS DE LA SEMANA,
de lunes a domingo!! ¡No descansas ni un día!- la vena del cuello me iba a
reventar.
-Eso no
es verdad, los domingos no hago nada.
-¿Y el
domingo qué tienes? Cuéntame.
Cara de pillo, touché
-Pero es que es la prueba de triatlón. - y cara de “pues
claro que voy a hacer deporte el domingo, si estaba apuntado a eso, vaya tontería”
-¿Y el
pasado domingo? ¿Y el domingo anterior a ese?
-Bueno pero es que eso era porque estaba entrenando para
la triatlón pero que ya no hago más.
-Pero si esa prueba friki es la gota que colma el vaso
lleno de un montón de gotas, que la culpa no es del triatlón, la culpa la
tienes tú que vas a más y a más y a más y no sabes parar.
-Qué
exagerada eres, Bailarina, de verdad, ¿eh? Que no hago tanto.
-¿Qué
no?
-No.
-¿Seguro?
-Seguro.
-¿Quieres que te demuestre todo el deporte que haces y
cómo es el epicentro de tu vida?
-Vale.
-Hecho.
Y ahí he estado, una
semana haciendo en el Facebook de Bailarina frustrada un remember de posts en
los que se hablaba de mi no tan Querido Novio y su siroco deportista, donde no
han faltado:
- La vez en la que fui a verle andar en bici.
- La vez en que me regaló por nuestro aniversario un pulsómetro para el gimnasio (¿¿Perdonaaa??)
- La vez que se apuntó a hacer una maratón (42 kilómetros corriendo, casi cuatro horas, pero ojo que él con el deporte tiene una relación SANÍSIMA, cuidado. La exagerada soy yo, por supuesto).
- La vez que me dijo que se apuntaba a la triatlón esta (y que evidentemente ha estado entrenando para la prueba, es decir, aprendiendo a nadar).
- La cantidad ingente de pruebas a las que se ha apuntado para que haya desarrollado tal síndrome de Estocolmo, ¡¡que me lo paso bien cuando voy a hacer de animadora!! (algo falla en mi cabeza, está claro)
- Y ahora, por supuesto, la primera triatlón de mi Cuchifritín, que fue ayer.
¡¡Me han faltado
días y estoy segura de que me he dejado algún escrito en el tintero!! Con esto
creo que queda bastante clara mi opinión de que estamos siendo un poco
excesivos en esto del deporte, ¿No?
Pero volvamos al
presente…
Las jornadas previas
al día T (de triatlón, o sea, ayer) también han estado graciosas, no os creáis,
porque claro, para el bautismo del triatleta hace falta un look especial triatlón, y mi pobrecito novio no tenía el modelito
adecuado para la prueba de ayer. Este drama supuso que el jueves se fuese a
alquilar un neopreno.
Cuando quedamos a
última hora de la tarde, evidentemente, le pregunté por el neopreno, porque yo
le pongo verde pero al mismo tiempo soy su mayor fan y me preocupo por él, no
os penséis.
-Bueno
cariño, cuéntame, ¿Qué tal el neopreno?
-Pues me queda súper bien la verdad, eso sí, el tío de
la tienda me ha dado uno nuevo para estrenar porque en realidad no tenía
ninguno para alquilar… y no se… me da como cosa.
-Bueno pero eso es decisión suya, si te quiere dar uno
de los nuevos pues mejor para ti. ¿Y cuánto te ha cobrado?
-Es
que…. Bueno que no me ha cobrado nada tampoco.
-¿Nada
de nada?
-Bueno
algo sí, pero no el neopreno.
¡¡¡¡¡Alarma,
alarma, alarma!!!!!
-¿Cómo
que “no el neopreno"? Querido… ¿Qué has hecho?
-Es que… le dije al de la tienda que pensaba vestirme con
un coulotte y una camiseta debajo del neopreno y me dijo que no que no, que eso
se me iba a mover todo y que a ver si no tenía un mono de triatlón… y bueno que
le he comprado uno.
-¿Y
cuánto te ha costado el mono?
-70€
-¡¡Setenta
euros por una camiseta con short incorporado!!
- Ya pero es que me no me ha cobrado el neopreno nada, y
bueno así ya tengo todo listo para el domingo… ¿qué, de qué te ríes?
Y ahí estaba yo, en
modo “jijiji”.
- - No, nada amor, que
me parece fenomenal. Es que… tenía que contarte yo otra cosa que me he comprado
y que era secreto pero con esto ya… pues estamos en paz.
Risa de pillo,
claro, estábamos en tablas.
- Querida… ¿qué has
hecho?
- Es que… ¡¡Es que
salió una promoción de Furla en Vente Privée y me compré dos bolsos!! Y te lo
tenía que contar pero me daba cosita y lo he ido dejando pasar y dejando pasar
pero llegan la semana que viene y ya no puedo esperar más porque me vas a
pillar con todo el equipo…
- ¿Así que dos bolsos,
eh?
- Sí…
- De Furla, ¿eh?
- Sí…
- O sea, que te ha
salido más caro que mi “camiseta con short incorporado” ¿Verdad?”
- Sí… sí… -Eso ya
estaba siendo un poco ensañamiento, la verdad, pero bueno- ¡¡Que me parece muy
bien, amor!! Los dos con juguetes nuevos y contentos, muy bien. Pues luego te
enseño el mono y tú me dices qué bolsos te has comprado ¿De acuerdo?
- ¡¡Claro que sí,
amore!!
YYYYuuuuuuupiiiiiiii
Así que estos días
he estado haciendo de coach (qué ganas tenía de usar esa palabra en mi vida)
motivando a mi amado a tope pero a la vez diciéndole cosas como “pero tú con
cuidado, ¿eh? Que tampoco vas a competir por puesto, tú con que acabes ya de
sobra”. Una es como es, y yo no puedo evitar ser una drama mamá sin hijos.
Y ayer fue el gran
día, primer triatlón, domingo, 10 de la mañana. Había dormido 5 horas pero yo
me planté allí porque la primera fase es la de nadar y mi miedo era que mi
Querido Novio no saliera del agua. Pero salió, ¡Menos mal!
Cosas que os tengo
que contar de un triatlón:
·
La gente es muy friki. Como en una carrera a pie o en bici
pero diez veces más frikis. Claro, ellos hacen tres deportes en una prueba, y
se les nota que están grillados (muy friki todo, en serio).
Lo que os digo, como regaderas.
·
Tú te vas a las 9:30 de la mañana a ver a tu Querido Novio
salir a las 10 al agua ¿Y qué pasa?, pues que no se ve nada de nada. Eso es una
mancha negra llena de nadadores.
Con llegar a la parte de la bici suficiente.
·
Ese momento en el que hay unos tíos que entran desnudándose a
la zona de las bicis, mientras otros se quitan los neoprenos a patadas,
mientras otros corren descalzos, mientras otros salen con la bici corriendo y
se ponen las zapatillas mientras la bici ya está en marcha….
Por mucho que os
empeñéis en llamarle a eso “la zona de boxes” como si fuese la F1, eso es un
frenopático en toda regla, que estáis todos grillados, y se os nota.
·
Esa gente que se baja de la bici en marcha y descalza “para
perder el menor tiempo posible” es mal. Yo que iba de fan pazguata que ni sabía
lo que se hacía en un triatlón casi me caigo muerta del susto de cómo se bajan
de las bicis. Para más inri se metieron un súper sopapo tres frikis de esos a
mis pies
¿Y por qué?
POR FRIKIS. Porque con frenar un poco más atrás y de
forma ordenada no habría pasado nada pero noooooo señores, aquí todos tienen
que ir con la puta rueda hasta la línea de meta y llevarse lo que haya por
delante. Y claro, si lo que hay delante es otro friki se lo llevan y zas,
montonera de ciclistas a los pies de Bailarina. Casi me muero.
·
Mi Querido Novio sobrevivió a la transición bici-correr ante
los ojos atónitos y la cara de terror máximo de una que os escribe, que en su
alma de drama mamá sin hijos veía a su novio en otra montonera de frikis y
bicis, y con un brazo roto, o algo. Pero no, menos mal, aunque estaba tan
histérica que ni pude animarle en condiciones, y claro, no supo que estaba
allí. MAL.
Sobrevivió con nota
a la carrera a pie.
Llegó a meta
encantado de la vida. Y en tiempazo.
Ha quedado a mitad
de tabla en su primera prueba. Y descansado. Que no lo dio todo por si acaso,
me dice.
Dice que le da pena
devolver el neopreno “con el que ha hecho su
primera triatlón”. Me juego un brazo a que esta tarde lo esconde en el
armario y se lo queda para siempre.
Ya está hablando de “en
la próxima prueba…”.
Busca amigos para
hacer la próxima con ellos (estáis advertidos, no os dejéis engañar).
Y ante esto yo solo
puedo decir una cosa…Mátame camión.
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