20 de octubre de 2014

I LOVE MY COMPUTER FOR ALL YOU GIVE TO ME

En alguna otra ocasión os he contado que no puede decirse de mí que sea toda una experta tecnológica. Yo utilizo todo tipo de ordenadores, tablets, y demás, pero en cuanto alguna cosa de estas se me escacharra entre mis manos:



-Padreeeeee, que esto no va.

-Padreeeeee, que no va el wifi.

-Padreeeeee, que esto se ha roto.

-Padreeeeee, que me dice el ordenador que no se qué del antivirus. Eso, ¿qué?

-¡¡Voy a coger esta mierda de tablet que no va y la voy a lanzar por la ventana!! ¡¡Mierda ya!!




Y así se han ido solucionando todos los problemas de las cosas con enchufe de mi vida. Yo uso los cacharros, parece que controlo de temas tecnológicos, pero cuando algo deja de funcionar corro donde papaíto. Y ahora, el “padreeeee” lo he sustituido por “oye cariño que es que…” y todo fenomenal.


Hasta el miércoles. Porque el pasado miércoles mi Querido Novio me la jugó.


Resulta que el martes se nos escacharró el wifi de casa. Yo estaba ya en posición de lanzamiento de iPad por la ventana cuando mi Querido Novio ya adoptó el rol de técnico manitas y se tiró a mirar el router y ver qué leches pasaba.


-No hay wifi.-Me dijo, muy observador el chico.-Mira aquí este router, tiene esta luz roja, por eso no va.

“este router” es porque, por alguna razón que yo no comprendo, tenemos tres cacharros iguales que sacan luces de colores y que son todos routers para mí. Y yo:

-Aahhm. ¿y Qué hacemos?




-Nada, he llamado a Telefónica para que lo arreglen desde allí pero no se puede. Viene un técnico mañana por la tarde. Tú no trabajas, yo estoy en la oficina. Le abres y le explicas lo que pasa.

Cara de susto máximo:

-¿Cómo, cómo, cómo? ¿Hablar YO con el técnico? ¿Y qué le tengo que decir exactamente? ¿Qué es lo que pasa?

-Bailarina, calma. Ya les he explicado por teléfono lo que pasaba. Tú le enseñas al técnico el router, le dices que tiene esa luz roja y que no va el wifi, y ya está.

-Vale. Router, luz roja, no wifi, vale. Vale, yo se lo digo.


Y al día siguiente, al señor de la Telefónica que vino a casa a arreglarme el wifi yo se lo dije todo. Palabra por palabra.


-Bueno, qué tenemos aquí.

-Verá, es que anoche no nos funcionaba el wifi de casa no sabemos por qué, y llamamos a tención al cliente y no sabían nada. El router es este de aquí -le abro el “armarito” de los tres routers- que no funciona. Tiene esta luz roja y no sabemos por qué.





Y el técnico me mira, mira el armario de los routers, me mira, mira otra vez el router de la luz roja, y ya me pone cara de “tía eres lerda integral” y me suelta, sin anestesia ni nada:


-Es que eso no es ningún router, eso es Imagenio…


Tierra trágame.


-Y si tiene esa luz roja tampoco es porque le pase nada…


Empiezo a notar calores que me suben a la cara, me estoy poniendo como un tomatito


-Es que habéis apagado el lmagenio con el mando, y como está apagado, está la luz roja.


Servidora de todos los colores.


-Rojo significa apagado.


Y ¡¡BANG!! Me doy cuenta:


Mi novio me ha vendido al técnico de la Telefónica y me he convertido en mi madre.


Lo mato.


Y el técnico, viendo su superioridad intelectual con la lerda tecnológica ya se viene arriba y me suelta:


-Lo que no os funciona ahora es Imagenio, pero si coges el mando y le das a “encender”, funcionará normalmente.


(¡Qué me dices! ¿En serio?)




Total, que resulta que el señorito ingeniero organizado había hecho una torre de routers uno sobre otro, de manera que ninguno respiraba y se habían sobrecalentado.


El técnico deshizo la torreta, reseteó el bicho del wifi (el de Imagenio no, el de Internet) y Santas Pascuas. Wifi on.



Querido Novio de mis amores: te juro que este estrepitoso ridículo no va a pasar en balde por nuestras vidas. Sobre todo por la tuya.

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