Amigos, ya
soy una mujer completa que ha hecho todo lo que le quedaba por hacer en esta
vida:
Ayer vi
(por fin) 8 apellidos vascos.
Y no me
gustó.
Ale, ya lo
he dicho. Lo siento en el alma, pero tanto preámbulo con la película de marras
me había hecho esperar algo más, bueno, bastante más. A ver, que la peli está
bien, no os llevéis a engaño, pero no ha
cubierto en absoluto mis expectativas hiper
infladas con todos esos:
-¿En serio
que todavía no has visto 8 apellidos vascos? ¡Es buenísima!
-Yo no me
paré de reír a carcajadas en la sala. Había chistes que ni se oían, claro, la
gente se reía tan alto que no había manera.
-Tenéis que
ver esa película chicos, es simplemente genial. Yo fui con Fulanita, que es
como un palo de estirada y de seca y no se ríe con nada, ya sabéis cómo es. –sí,
sabemos cómo es. Y mucho humor no tiene la buena mujer- Se lo pasó genial, le
encantó. Ya en la escena en la que llegan a Euskadi y llueve como si aquello
fuese Mordor empezó a reírse y ya no paró hasta el final.
Bueno, con
toda esta gente hablando así de bien de 8 apellidos vascos, esperaba más. Por
Dios de mi vida, que es la película española más taquillera de la historia, ¡¡¡de
toda la HISTORIA del cine!!!
Y otra
cosa: entre los anuncios en la tele, los reportajes sobre la película en
Telecinco y toda la puta gente intentando ilustrar lo súper mega chachi diver
que es la peli contándote escenas de la misma hasta el más mínimo detalle NOS
HABÍAN ESPOILEADO TODA LA PELI SIN EXCEPCIÓN.
Vamos, que
no había escena en la que no supiera qué iba a pasar. Y así no se puede, claro.
Y me parece fatal, que lo sepáis, porque aquí servidora es friki de Juego de Tronos,
que me he leído todos los libros y sé lo que va a pasar con cada puñetero
personaje y no se me ocurre empezar a soltar si a Menganita se la cargan o si a
Fulanito le cortan la cabeza y se la clavan en una pica, joe.
Pero bueno,
no os vayáis a creer que estos humos que manejo hoy son por culpa de los
apellidos vascos que los pobrecitos no tienen culpa de nada. El problema es
que, ayer, se suponía que la peli iba a ser “mi momento” del domingo, y no me gustó.
Luego llegó
“el momento” De mi Querido Novio. Y me aburrí como un súper hongo. Aburrimiento
mortal. Tediosidad infinita: Tarde de
deportes.
Mátame
camión.
Ayer tuve:
Formula 1, peli, final del “Derby Vasco” (por aquello de comprobar los
flequillos tipo mordisco de vaca de algunas hinchas del graderío…y ver el
partido, claro), partido del Barça (Querido Novio culé) y ya para cerrar el
domingo final de tenis con Nadal.
Casi me da
ALGO. Qué sopor. Si esto no es amor verdadero que baje Dios y lo vea porque
tanto rollo deportivo televisado no me he tenido que tragar yo nunca jamás. Y
la pobre perra estaba igualita que yo: tirada en el sofá rebozándose en su
pereza y dormitando para no ver la tele –ella- leyendo a última novela
policíaca que ha caído en casa –una servidora-.
Total, que
como yo soy así, me dediqué en cuerpo y alma a tocarle las naricillas a mi Querido
Novio, que sé que le pone nervioso. Él es culé hasta aburrir y yo siempre voy
con los equipos que históricamente han perdido siempre, porque soy así, una
perdedora nata. Me aferro a la esperanza de que algún día el pez pequeño se
coma al grande.
Le pongo a
caer de un burro la “falsa modestia” y la “impostada humildad” del Barça y se
pone negro azabache. Le digo que es igualito que el Real Madrid y ya le sale la
bilis por la boca – ¡Igual que el Madrid, eso JAMÁS!-. Se enfada como un gorila
en celo y me dice que el Real Madrid es tal o el cual y yo voy y ¿Qué hago? pues
le doy la razón. Claro, él se pone de los nervios, porque en realidad, ve que a
mí, todo este rollo futbolero de los grandes equipos, plin.
Con lo
cual, no puede discutir conmigo porque él se enfada de verdad y a mi me importa
un pimiento todo y entonces se enfada todavía más.
Lo bueno de
estos piques que tenemos es que ahora mi Querido Novio es más racional en lo
que al fútbol se refiere. Lo malo es que cuando llega un día como ayer la
racionalidad salta por los aires y está como un tarado con la tele enchufada y
el iPad en la mano para mirar el resto de resultados. Monopolizando los
juguetes de casa, vaya.
Y mientras
tanto yo:
-¿Para qué
han puesto los partidos a la vez, si total, se enteran al momento del resultado
del otro campo?
-Pues
Bailarina, para que no salten al campo con la ventaja de saber el resultado del
contrario.
-Pero si la
saben ya con la radio.
-Pero no la
saben desde el principio. Así no se pueden relajar.
-Joder,
pues vaya jugadores profesionales de fútbol, que no pueden hacer su trabajo de
manera eficiente y les tienen que poner trabas. Digo yo que si les pagan una
millonada para jugar al fútbol por lo menos podrían hacer eso bien.
-No
empieces, Bailarina, no empieces. Hoy no que estoy ya muy nervioso.
-Ea, pues
nada. Aquí a disfrutar del maravilloso partidazo.
Pero no
seguí pinchando por ahí porque yo soy una mujer que amo la vida y es cierto que
ayer estaba jugando con fuego con mi sermón “el fanatismo en el fútbol es una
basura”. Así que me callé y lo dejé estar.
Después del
balompié llegó el turno del tenis. El tenis, en general, me aburre de una
manera que no se puede soportar. Además, tengo el hándicap de que, aunque lleve
ocho añazos con un novio al que le encanta el tenis, no tengo ni puñetera idea
de tenis. No sé ni cómo coño se reparten los puntos.
No hay
manera. Cada vez que empiezan a explicármelo y ya le saco pegas:
-¿pero por
qué no se ponen a contar uno, dos, tres y ya está?
-Es que no
se cuenta así
-Ya pero si
es que es mucho más fácil que andar de 15 en 15.
-Pues no.
Y ya no
sigo atendiendo porque me aburre, y claro, no hay manera de que entienda así
algo de tenis. Total, que es un universo paralelo al mío. Por no saber no sé ni
cómo van ni cuánto queda de partido ni nada de nada. Y al jodido de mi Querido
Novio le da una risa que te mueres verme así de pava perdida. Ayer mismo,
aprovechando el partido, me grita desde la cocina:
-Bailarina,
¿Cómo van?
-Eeeeestttoooo…
pues aquí en la tele lo que pone en el cuadrito de abajo es, tal cual 6-4, 0-1,
15-30 y una pelotita amarilla al lado del nombre raro que no es Nadal.
-Vale,
gracias. O sea que va ganando el japo.
-mmm… no sé.
Puede ser.
Y así veo
yo los partidos de tenis. Una súper fan, ya lo veis. En fin, otro domingo me
cobraré mi venganza con una jornada de pelis antiguas de amor y lujo todas
seguidas y en paz. Que el amor no siempre es "compartir intereses comunes".
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