Esta última semana he estado reflexionando sobre el blog y
mi manía de escribir los lunes. Realmente lo paso bien escribiendo, el tiempo
se me pasa volando, por lo que ¿Por qué no escribir el martes, que es mi día
más odiado de la semana con diferencia?
Pues ya sé por qué no. Porque tengo una vida más bien normal
y aburrida de lunes a viernes, pero luego llega el fin de semana y me pasan
cosas raras, y el lunes necesito vomitarlas en el teclado antes de que se me
olviden (porque no, no soy yo mujer de muy buena memoria).
Y este fin de semana tenía todos los boletos para que
pasaran cosas para contar, porque la cuchipandi de amigas molonas nos hemos ido
de fin de semana rural. Es decir, recopilación de lágrimas de tanto reír.
El equipo finde
hemos sido: Friki, Torpe, Cremitas, Leia (sí, la perra entra dentro del equipo,
como en los libros de Los Cinco), Bailarina servidora, y una pobre amiga de
Torpe que se unió al plan y creo que el domingo ya huyó despavorida de nosotras,
la pobre.
Por hoy dejaré a mi querido novio en paz, que luego me dice
que no hay lunes que no reciba alguna pullita de su amada.
Así que, chicas al poder. Y como si estar nosotras solas no
fuese ya suficiente, hemos ido con un planning de actividades, que incluía,
además de comer y beber (normalmente nuestros planes se basan en eso, y basta),
jugar al Just Dance en la Wii y… atención: un shooting –o lo que toda la vida se ha llamado una sesión de fotos-.
Evidentemente, la sesión de fotos fue idea y obra de mi
amiga la Friki. La misma que dice que su nombre es muy soso, que todo el mundo
le llama Friki y que ha sido un bluf haber estado esperando meses a su nombre
en clave para que le llame solamente Friki, esa es la culpable de shooting. Y osa decir que su nombre no
tiene gracia, salero ni originalidad. Pero qué le voy a hacer yo si es el
nombre que mejor le va. La que es, es.
Como decía, semejante genialidad fue cosa suya y solo suya.
Y nosotras, que no conocemos la vergüenza y nos apuntamos a cualquier cosa le
dijimos “¡Oh, Friki, qué buenísima idea has tenido! ¡Vamos a hacer el shooting en el campo con la colección
otoño-invierno de tu marca de bisutería!”. La pobre amiga de Torpe también tuvo
que hacerlo, todo en pos de la integración –Y porque Friki había pensado ya en
el shooting con cuatro modelos, así que dejarle plantada hubiera sido un
dramón-.
De manera que, entre Bloody Mary y Bloody Mary, sí, hemos
tenido sesión de fotos amateur de treintañeras por el campo con tacones. Menos
mal que es una marca de bisutería y no se nos va a ver la cara, porque aquello
era un poema.
Aunque también es cierto que, a pesar de saber que no se nos
iba a ver la cara, al menos yo me maquillé como una puerta por lo que pudiera
salir. No sin mi pote.
La sesión fue muy profesional. Lo primero de todo fue
pedirse ser una top model, y no de las de ahora, no, no, modelos consagradas de
los 90: Claudia, Naomi, Linda y por supuesto, Elle (que fue la que me pedí yo,
para algo es mi ídolo). A partir de ahí ya, lluvia de flashes; Friki como directora
de shooting y fotógrafa profesional nos iba indicando: que si “Naomi, nena, ladea
la cabeza y mira al horizonte” que si “Linda, bonita, haz aquí como si te
maquillaras y te fotografío la espalda” que si “¡Saltad!” o incluso “¡Saltad todas
al mismo tiempo y a la misma altura con las piernas recogidas y lanzad los
sombreros al aire todo a la vez!”. Un show. En el pueblo perdido de Castilla no
se había visto una cosa igual jamás.
Eso sí, Hay algunos retratos que madredelamorhermoso qué
bellezones de mujeres hay ahí. Porque Friki hace muy buenas fotos, y las cámara
Reflex no se qué tienen en el objetivo pero te sacan más guapa de lo que una es
en realidad. Una pasada. Así que al final nos hemos quedado todas contentas con
el resultado.
Tras esa cura de sensación de ridículo, hacer el indio con
una consola nos resultaba un poco insípido, de manera que no se nos ocurrió
mejor idea que acercarnos a un maxi bazar chino y comprar disfraces de
hawaianas, cocos a modo de sujetador incluidos. Porque un disfraz de hawaiana
sin cocos para los pechos no es un disfraz de hawaiana completo.
Las fotos de esa “fiesta” son un madredelamorhermoso qué
horror, pero bueno. Lo pasamos bien, bailamos, nos reímos, nos acostamos a las
mil y conservamos los coco-sujetadores, por si algún otro día nos da otra vez
por ponernos hawaianas (en la intimidad, eso sí).
Por último, como no podía ser de otro modo, os diré que Leia
dio lo mejor de sí misma y ahora ya mis amigas me creen cuando les cuento las
cosas que hace y les digo que es mala mala mala.
Aquí la amiga híper entrenada para hacer monerías aprovecha
esos músculos súper desarrollados para su propio beneficio. ¿Que qué significa
eso? Pues que nuestra pequeña Houdini se escapa de donde sea. Y cuando digo
donde sea, quiero decir donde sea.
No solo es capaz de saltar la valla del jardín y plantarse
en mitad de la carretera que cruza el pueblito bueno –menos mal que por esa
carretera no pasa nadie-, sino que, además, rizando el rizo, el sábado cuando
volvimos de cenar nos encontramos con que se había fugado del garaje donde
estaba encerrada.
¿Cómo salió del garaje? Desconocemos esa información. Pero lo
pasmante de esta cuestión es que esta perra pija urbanita no se había fugado
para campar libre y a sus anchas por el
monte, y cazar, qué se yo, liebres, no por favor, que eso es para canes
pueblerinos y ella es perra de ciudad –pequeña, pero ciudad-. La cachonda de
ella, ni corta ni perezosa, salió del garaje y rodeó la casa para entrar al
jardín (porque puede entrar saltando al igual que sale de ahí), y de ahí
meterse en casa para esperarnos calentitas sobre una alfombra.
Cuando vi que la perra se había fugado en medio de la noche
casi me da algo y me muero de pena. Eso sí, cuando vi que esa mala bicho estaba
en casa tranquilamente las ganas de estrangularla con mis propias manos fueron
aumentando de manera exponencial.
No obstante, si hay alguien que ha querido estrangular a la
perra más que nadie, esa es, sin lugar a dudas, la pobre amiga de Torpe a la
que conocimos in person el mismo
viernes. Esta reputada abogada me pidió por favor, por favor, por favor, que no
contara en el blog la que le hizo la perra, pero no contarlo sería un súper
crimen para con este templo del reírse de uno mismo.
Y allá va (veréis cómo no es para tanto).
Inmediatamente después de darnos los dos besos de rigor con esa
nueva persona, la reputada abogada fue al servicio para evacuar el litro de
agua que se había bebido en el viaje por puro aburrimiento. Vamos, lo normal
después de tres horas en el coche. El caso es que Leia se dio cuenta de que no
conocía bien a esa chica, era un aroma humano desconocido y nuevo para ella y
la buscó para conocer un poco más de ese aroma. Sin embargo, una puerta se
interponía entre ellas, porque la reputada abogada estaba en el baño, pero Leia
quería oler más, se moría por saber más de ella, y empujó la puerta con todas
sus fuerzas.
Total, que como estábamos en una casa de madera con
pestillos que no se cerraban bien, y Leia es Houdini reencarnada en perra, le abrió a la reputada
abogada la puerta del baño de par en par mientras ella hacía pis. Y por si
acaso el resto de la cuchipandi no estábamos mirando la puerta ella misma se encargó
de hacernos mirar cuando gritó “¡¡Noooooooo!!” sentada en la taza con los
vaqueros por los tobillos y tapándose –malamente- toda ella con sus brazos.
Casi no sale del baño.
Casi se va del baño directa a casa de vuelta.
Pero como nosotras somos muy de ir al baño de dos en dos y
eso no nos resulta en absoluto extraño pues salvamos la situación y ahora ya
tan amigas, porque ya estas cosas te hacen intimar una barbaridad.
La próxima escapada rural con pestañas postizas y shooting pero para disfrutar de los resultados en la
intimidad.
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